miércoles, 4 de febrero de 2009

carencia de un abrazo


Por fin había encontrado un refugio, el único lugar posible.
Se sentó de espaldas al reloj, convencida que desaparecía.
Escondió las rodillas en el vestido y enterró la cara entre las greñas.
Confió en que el tiempo no la vería.
Y observó cómo, más allá, las historias se ciclaban.

Había encontrado aquel hueco,
pero la presencia del tiempo se advertía en sus propios latidos.

Entonces gritó.
Gritó a lo largo del tiempo y de varias otras dimensiones
para no oír el tictac, para no sufrir de sensaciones.

Dejó de oír sus propios latidos y pensó: "¿Vivo?"
Pero ya no podía parar el aullido.
Se dedicó a observar desde detrás del reloj cómo todo se transformaba.
Se sintió imperturbable, nada ya le concernía.

Creyó ver a Los Demás
que se le acercaban
Imaginó leer en sus labios
acallados por el grito
que Eso sólo era sólo Otro Agujero Más.

Y qué sabrán Los Demás.

* Machu Picchu enero 07

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*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.